En una medida que marca un hito en la lucha contra el cambio climático, La Haya, la sede del gobierno de los Países Bajos, se ha convertido en la primera ciudad del mundo en prohibir la publicidad de la industria de los combustibles fósiles en sus espacios públicos. Esta decisión incluye anuncios de viajes en avión y cruceros, coches no eléctricos y compañías petroleras y de gas. El objetivo es claro: reducir la influencia de estas industrias en las decisiones de consumo y avanzar hacia un futuro más sostenible.
La medida prohíbe anuncios que promocionen viajes en avión. Como las campañas de aerolíneas que fomentan vuelos de bajo costo o destinos internacionales que incrementan la huella de carbono. También veta la publicidad de cruceros, cuyas operaciones generan enormes emisiones de CO₂ mientras explotan destinos turísticos. Los coches no eléctricos, especialmente los modelos a gasolina o diésel de alto consumo, también quedan fuera de las calles de La Haya. Esto busca incentivar la adopción de vehículos eléctricos y otros medios de transporte limpios. Además, se incluyen en la prohibición los anuncios de compañías petroleras y de gas que intentan mejorar su imagen con campañas de greenwashing sin aportar soluciones reales al problema ambiental.
Con esta medida, La Haya busca reducir el consumo de combustibles fósiles al limitar la exposición de los ciudadanos a publicidad que normaliza su uso. También pretende dar mayor visibilidad a alternativas sostenibles, como el transporte público eficiente, los coches eléctricos y las energías renovables. La ciudad aspira a ser un ejemplo global al inspirar políticas climáticas más ambiciosas en otras ciudades del mundo.