La desaparición de las lagunas del Parque Nacional de Doñana es un hecho alarmante que afecta a este espacio protegido en España. Refleja los graves problemas ambientales que enfrentan muchos ecosistemas debido al cambio climático y la intervención humana.
El Parque Nacional de Doñana, en Andalucía, es una de las áreas naturales más importantes de Europa. Tiene más de 100,000 hectáreas y alberga una gran diversidad biológica, incluyendo especies en peligro de extinción como el lince ibérico y el águila imperial ibérica. Doñana es conocida por sus humedales, que atraen a miles de aves migratorias y son clave para la biodiversidad mundial. Las lagunas de Doñana son muy importantes para este equilibrio, ya que proporcionan agua dulce durante todo el año.
Las lagunas permanentes, a diferencia de los humedales temporales, conservan su agua a lo largo de todas las estaciones del año. En Doñana, estas lagunas son ecosistemas vitales, proporcionando agua y refugio a diversas especies acuáticas y animales. Sin embargo, el CSIC ha informado que las lagunas permanentes, como la emblemática laguna de Santa Olalla, se han secado por completo por tercer año consecutivo.
La situación en el Parque Nacional de Doñana es cada vez más alarmante. La laguna de Santa Olalla, la mayor del espacio natural, se ha secado, algo que jamás había ocurrido desde que la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) comenzó a recopilar datos hace más de medio siglo. Lo más preocupante es que esta sequía no es un fenómeno puntual, sino el resultado de una combinación devastadora entre la prolongada falta de lluvias y la sobreexplotación del acuífero. Según el director de la EBD, “la desaparición de las lagunas permanentes en Doñana significa que su funcionamiento y su valor ambiental ya no son los mismos”. Esto afecta gravemente a las especies que dependen del agua permanente, como los peces autóctonos, entre ellos la anguila, que también está en peligro de extinción.
Además, las lluvias ocasionales, como las de octubre del año pasado, solo logran una recuperación temporal del nivel del acuífero, que se agota rápidamente. Las altas temperaturas, detectadas desde primavera, agravan la situación al reducir el agua acumulada y favorecer la proliferación de algas que aumentan la toxicidad, afectando a aves y peces. El cambio climático no solo está acelerando la desaparición de estos ecosistemas, sino que está modificando la propia estructura de las lagunas. Las imágenes aéreas muestran cómo la vegetación terrestre invade zonas que antes estaban cubiertas por agua.
La transformación de estas lagunas en humedales temporales no solo altera la biodiversidad local, sino que despoja a Doñana de su capacidad para sostener especies clave, afectando también a las rutas migratorias de aves que dependen de estos ecosistemas.
En general, las sequías en España se han vuelto más prolongadas e intensas en las últimas décadas, un fenómeno vinculado al cambio climático. Este problema global es causado por el aumento de las temperaturas debido a la acumulación de gases de efecto invernadero. La quema de combustibles fósiles, la deforestación y la agricultura intensiva son las principales causas. Como resultado, las lagunas de Doñana ahora dependen casi exclusivamente de lluvias, que son cada vez más irregulares.
El cambio climático está directamente relacionado con la desaparición de estas lagunas. Al aumentar las temperaturas y alterar los patrones de lluvia, las sequías se intensifican, lo que dificulta que los humedales se mantengan llenos. Este cambio está impulsado por la huella de carbono, es decir, la cantidad de CO2 que generamos a diario, ya sea en transporte, industria o agricultura.
En Doñana, la huella hídrica, que mide el uso del agua por actividades humanas, también es importante. El uso excesivo de agua por la agricultura local no solo agota los recursos hídricos, sino que también agrava el impacto del cambio climático. Asimismo reduciendo la capacidad del ecosistema para regenerarse.
La desaparición de las lagunas transforma radicalmente el ecosistema de Doñana. Las especies que dependen del agua permanente, como anfibios, reptiles y aves acuáticas, pierden su hábitat, amenazando su supervivencia. Además, el parque pierde parte de su atractivo como parada clave para las aves migratorias entre África y Europa. Esto podría tener repercusiones globales en la biodiversidad.
Este es un grave síntoma del cambio climático y la presión humana sobre los recursos naturales. Si no se gestionan de forma más sostenible los recursos hídricos y no se reduce nuestra huella de carbono, ecosistemas como Doñana seguirán viéndose gravemente afectados, con consecuencias para la biodiversidad global y los servicios que estos entornos ofrecen.
Desde Huella de Carbono Online, creemos que es necesario actuar urgentemente para frenar este deterioro ambiental. Es fundamental implementar políticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y promuevan un uso sostenible de los recursos hídricos. Debemos reducir nuestra huella de carbono a través de cambios en nuestros hábitos. Por ello, ofrecemos diversos servicios a empresas que deseen alcanzar estos objetivos y reducir su impacto medioambiental. Para más información, no dude en contactarnos.
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