El plástico biodegradable surge como una alternativa sostenible frente a los plásticos tradicionales, que tardan cientos de años en descomponerse y contribuyen enormemente a la contaminación ambiental.
A diferencia de los plásticos convencionales, que se fabrican a partir de derivados del petróleo, los plásticos biodegradables se crean a partir de materias primas de origen natural, como maíz, caña de azúcar, papa o algas. Estas fuentes permiten que el plástico biodegradable se descomponga en el ambiente mucho más rápido y de manera menos dañina, ya que se degrada en dióxido de carbono, agua y biomasa bajo condiciones específicas.
Existen dos tipos principales de plásticos biodegradables:
- PLA (Ácido Poliláctico):Este bioplástico se fabrica a partir del almidón de productos como el maíz o la caña de azúcar. Se usa comúnmente en envases de alimentos, cubiertos y productos de un solo uso.
- PHA (Polihidroxialcanoato): Este plástico es producido naturalmente por bacterias en un proceso de fermentación. Su producción es más costosa, pero se usa en productos médicos y empaques debido a su alta biodegradabilidad.
Ambos tipos de plásticos tienen la ventaja de descomponerse en condiciones controladas, como en instalaciones de compostaje industrial o en presencia de microorganismos, calor y oxígeno, ayudando a reducir los residuos plásticos.
El uso de plástico biodegradable tiene el potencial de reducir considerablemente la huella de carbono asociada con la industria de los plásticos. Este tipo de material puede aportar beneficios importantes al medio ambiente al disminuir tanto las emisiones de carbono como la acumulación de residuos plásticos. La producción de plásticos convencionales, que deriva del petróleo, requiere un proceso intensivo en energía y genera altas emisiones de dióxido de carbono. En contraste, los plásticos biodegradables producidos a partir de plantas capturan CO₂ de la atmósfera durante su crecimiento, lo que compensa parcialmente las emisiones generadas en su fabricación y reduce la huella de carbono total.
Otra ventaja es la descomposición más rápida y limpia de los plásticos biodegradables. Mientras que el plástico convencional puede tardar siglos en descomponerse, los plásticos biodegradables, bajo las condiciones adecuadas, pueden degradarse en meses o pocos años. Esto reduce la acumulación de residuos en los océanos y vertederos y disminuye la cantidad de microplásticos que contaminan el agua y amenazan la fauna. Además, estos plásticos reducen la dependencia de combustibles fósiles al sustituir el petróleo por materias primas renovables.
A pesar de estos beneficios, los plásticos biodegradables siguen siendo más costosos que los plásticos tradicionales. Una de las principales razones es el alto costo de las materias primas. Es decir, el cultivo de plantas como el maíz o la caña de azúcar para producir bioplásticos compite con la industria alimentaria y requiere recursos como tierra, agua y fertilizantes. Además, el proceso de producción de bioplásticos como el PHA implica fermentación bacteriana y tecnologías especializadas, lo que exige inversión en infraestructura y procesos avanzados. Por último, al ser una industria relativamente joven, la producción de plásticos biodegradables es limitada. Es por ello que aún no alcanza una escala que permita reducir significativamente los costos.
A medida que la investigación y las tecnologías avanzan, el costo de producción del plástico biodegradable podría reducirse. Así, haciéndolo más accesible para la industria y los consumidores. Este tipo de plástico tiene un gran potencial para reemplazar al plástico no biodegradable en diversas aplicaciones. Por ejemplo, productos de un solo uso como envases de alimentos, cubiertos y bolsas podrían sustituirse fácilmente por alternativas biodegradables. También en la industria médica y de empaques, el PHA ya se utiliza en aplicaciones específicas debido a su biocompatibilidad. También, este podría expandirse en sectores donde se requiere seguridad y biodegradabilidad. En la industria textil, algunas fibras biodegradables podrían reemplazar las fibras sintéticas, impulsando una moda más sostenible.
Aunque actualmente el plástico biodegradable es más costoso, su impacto ambiental positivo y su potencial para reducir la contaminación y la huella de carbono. Con la innovación continua y el apoyo a la infraestructura de producción, estos materiales ecológicos podrían convertirse en una alternativa accesible. Además podria reducir drásticamente el impacto de los plásticos en el planeta.
Desde Huella de Carbono Online pensamos que el plástico biodegradable es una alternativa prometedora para reducir la huella de carbono y mitigar el impacto ambiental de los plásticos tradicionales. Para las empresas comprometidas con la sostenibilidad, el cambio a estos materiales puede marcar una gran diferencia en la huella de carbono. Nosotros ofrecemos planes a empresas interesadas en reducir su huella de carbono planeando una estrategia.
A medida que la tecnología evoluciona, el costo de estos plásticos disminuirá, haciendo viable su adopción en envases de un solo uso, productos médicos, textiles y otros sectores. Usar plástico biodegradable contribuye a reducir los residuos plásticos. También es un paso importante hacia un modelo de economía circular, en el que los recursos se utilizan de manera eficiente y se minimiza el impacto ambiental.